"Malquerida"

Escrito en noviembre, 2023. (Modificado, 2024)


Cuando tenía dieciséis comencé, entre finales de mis cuadernos, a escribir notas sueltas.

Frases sonoras, rítmicas, “rimantes”, si es que así se les puede llamar.

Fue el nacimiento de lo que sería mi sensibilidad ante el mundo.

Reconocer que todo eso que llevaba sintiendo no era incorrecto.

No debía ser frenado.

Solo debía ser mencionado.

En voz alta.

En voz baja.

En susurro.


Todas esas primeras palabras parecían casi prohibidas. 

El encuentro con mi tristeza era ya no sentirse diferente. 

Era serlo.

 

Aprovecho cada oportunidad que tengo para hablar de mi pasado.

-Recuerdo a esa Sandra con un cariño enorme-

La ilusión de creer que el mundo te encontraría.

La sensación de que algún día sentiría que pertenezco a un lugar.


Durante muchos años estuve detrás de un sentimiento que no buscaba, sino que esperaba.

Y esperé tanto, que me quedé mirando cómo se iba.

En mí creció la raíz más gruesa de aquella tristeza, 

y la culpa tomó el protagonismo que tanto buscaba. 

Ahora había dado por fin con mi némesis. 


Comencé a sentir envidia. A desear la vida de los demás.

Y  lo más doloroso es que no ha existido un solo día en el que no sienta que el amor no encaja conmigo.

Qué no lo merezco.

 

No soy como mis primeras rimas. 

Ni rítmica, ni sonora, ni remo, ni rima.

Soy todo aquello que incomoda, y por lo tanto, maldita.

¿En quién me he convertido para sentir que mi ego se apodera y que no puedo ser más que una “malquerida”?

Ya vendrán.

Ya vendrán los días es los que no hablaré de mí, sino que alguien más.

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