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Mostrando entradas de septiembre, 2021

De aquel amor

  Yo si algo tenía claro era que no creía en el amor, pero sí en los fantasmas.   Desde muy pequeña, comencé a hablar con alguien en el espejo. No entendía muy bien porqué le contaba mis secretos, ni si realmente existía algo que me escuchaba, pero sí tenía muy presente que lo que susurraba a mis oídos eran las únicas palabras de recogimiento, casi que mis primeros encuentros con la melodía. Porque en sus susurros siempre existía una canción constante. Unos sonidos irremediablemente tristes. No me producían escalofríos, más bien me generaban una sensación que, aunque me fuese ajena, parecía lo más cercano a una vívida experiencia. Me daban una sensación de melancolía.   Ella, porque era ella, tenía un aliento helado. Nunca la pude abrazar. Ni siquiera pude ver realmente su rostro. Solo escuchaba sus sollozos en el reflejo que mostraba la esquina de mi habitación. Mi hermano también la veía, pero ignoraba su presencia, porque no quería hacerse cargo de tanto dolor a tan tempra

Espacios de encuentro

  En los espacios que habito, hoy pude compartir orbes, aves y lunas. Sentí que el miedo se divertía en un deslizadero, mientras yo le sonreía. Me pidió varias veces que lo columpiara, pero yo negué de lejos. - “Hoy no, hoy no” Después de regar la tierra con lágrimas, hoy experimenté la vivencia de una flor. Renacer, después de regarte, y compartir, cuando se te da la oportunidad, de llenar las hojas de color. Limpié el ambiente con palabras e incienso. Y caminé de la mano con una balanza imaginaria. Qué raro sentir que caigo de pie y no sentada. Esta vez el encuentro fue en las sombras, entre gatos y murciélagos. No había otro lugar en la tierra en el que pudiésemos encajar más que en los brazos de la otra. No nos despedimos. Solo nos dejamos un rato. Porque los espacios que habito contigo son únicamente de encuentro.