Espejo.

Simple material, reflejando el vacío, guarda emocionalmente los placeres del olvido.

Apreciaba mis nudillos y leía decepciones.

Cuanto dolor con tan pocos roces.

Solía aferrarme al conticinio de la noche y reconocerme en su negra infinidad.

Al parecer esta sempiterna soledad vendrá por té y la dejaré entrar.

¿Y la niña que soñaba con cantar en todas las veladas? No lo sé. tal vez simplemente ya cambió de balada?

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