Las lagrimas no paran.

Las lágrimas no paran.
Son como el río infinito el cual nos atraviesa.
Y es que, nos atraviesa.
Nos convierte en fuentes de agua constantes y que cada vez tienen más ganas de desahogarse.
El agua tan pura, tan transparente, tan aliada de la melancolía…tan yo.
Llena de dolor.
Dolor por un amor que nunca existió.
Dolor porque sabe que se odia más que el demonio de su subconsciente.
Y ese dolor, porque sabe que lo que se viene no es nada más ni nada menos que un sinónimo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

De aquel amor

El show de los tristes

Lo admito